domingo, 27 de febrero de 2011

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Nostalgia de los ‘90: el cuñado de Mauricio, Menem y la pista Al Kassar

Macri se alojó en la mansión de un amigo investigado por lavado

Publicado el 27 de Febrero de 2011

Viajó a Villa La Angostura y paró en la casa de la familia Melhem, denunciada junto a Ernestina de Noble y Héctor Magnetto por sacar millones de dólares del país con ayuda del JP Morgan. Gente, editorial Atlántida y la dictadura.
         Mauricio Macri, y su esposa, Juliana Awada, eligieron la paz de Villa la Angostura para festejar los 52 años del jefe de gobierno porteño, los 8 de la única hija de la empresaria textil y buscar un heredero que reafirme el amor de la pareja. Hasta aquí, la información relevante que las revistas del corazón, como Gente -de Editorial Atlántida-, brindaron a sus lectores, acompañadas de fotografías con arrumacos en un marco verdaderamente idílico, y una sabrosa crónica en la que uno puede enterarse de que Awada estuvo casada con el actual novio de Viviana Canosa y que “el matrimonio Pro” (así lo llaman) comió a la romántica luz de ocho velas en el restaurante Tinto Bistró, de Martín Zorreguieta, hermano de la princesa Máxima de Holanda. Pero lo más interesante del viaje patagónico de Macri no está contado en la revista Gente y es aquí lo relevante: se alojó en la mansión de un amigo investigado por lavado de dinero junto a Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto –cabezas visibles del Grupo Clarín– y convivió con su flamante cuñado político, el arquitecto Alberto Rossi, de estrechos vínculos con Carlos Menem y alguna vez rozado judicialmente por una denuncia de Telenoche Investiga, donde se revelaba, además, una temeraria relación con el traficante de armas sirio Munzer Al Kassar.
Para empezar, el matrimonio Macri-Awada (hija del poderoso empresario Abraham Awada, viejo amigo de Menem) se alojó en la mansión de la familia Melhem, antiguos dueños de la cervecería Bieckert, licenciatarios de las zapatillas Reebok, con importantes inversiones en la industria plástica y controlante, además, de la firma TYAX SA –ex Panam Group–dedicada al negocio de los bienes raíces (ver recuadro).
Integran este clan familiar Miguel Alberto Melhem, Marcel Edwin Melhem, Martha Susana Espejo de Melhem, Mónica Melhem y Miguel Melhem. Todos ellos fueron denunciados por el economista Hernán Arbizu, ex funcionario del banco JP Morgan, quien los complicó en operaciones ilegales para sacar dólares del país, en principio –se presume– para eludir impuestos, aunque hoy la justicia no descarta la comisión de maniobras de money laundering; en buen castellano, “lavado de dinero”.
Se trata del expediente en el que Herrera de Noble y Magnetto deben dar explicaciones por idénticos motivos. Todos ellos usaban al JP Morgan y Arbizu sabe de lo que habla: presentó montos y números de cuenta que hoy están en manos de la justicia. Tal fue el vínculo con el banco que aún hoy se los recuerda “porque siempre fueron muy celosos de la información. Los Melhem, además de excelentes amigos de Mauricio Macri, son conocidos por su profunda preocupación en guardar bajo siete llaves las cuentas y los números de sus empresas”, explicó a Tiempo Argentino un economista que rogó mantener su nombre en el anonimato (ver recuadro).
Además de los Melhem, en el paraíso a orillas del lago Nahuel Huapi, Macri y Awada disfrutaron en sus ratos libres de la compañía de Zoraida –hermana de Juliana– y su marido Alberto Rossi.
Este último alcanzó fama mediática en el pasado por varios motivos: haber remodelado la casa de descanso del ex presidente Carlos Menem en La Rioja, a la que bautizó “Aguada de las alturas”, en homenaje a su mujer Awada (nótese la idéntica fonética), diseñó además la famosa Rosadita y desarrolló el proyecto de la ya mítica pista de Anillaco, que iba a servir para inundar de aceitunas riojanas el mundo. Desde entonces, se lo conoce como “el arquitecto de Menem”.
El cuñado de Macri vive en un imponente chalet en el Tortugas Country Club, valuado en más de 2 millones de dólares, donde da rienda suelta junto a su mujer de una pasión de hombre sensible: el cultivo de orquídeas.
Muchas de ellas se le secaron en 2001, cuando estuvo prófugo de la justicia federal, en el marco de la causa por tráfico de armas a Ecuador y Croacia, luego de una investigación de Telenoche Investiga, en la que el periodista Horacio Verbitsky, desde el diario Página 12, calificó de “impresionante”, porque aportaba “graves indicios sobre la relación del ex presidente Menem, el fallecido hombre de negocios dudosos (Alfredo) Yabrán, los traficantes de armas (Munzer) Al Kassar y Kashogi y la denominada mafia del oro”.
“La situación de Menem (en ese momento) detenido como presunto jefe de una asociación ilícita –continuaba la nota de Verbistky– que realizó exportaciones ilegales de armas a Ecuador y Croacia no mejorará al conocerse la sociedad entre su arquitecto y testaferro Alberto Rossi y Angel Ramini, alias “Papito”. Ramini es un ex director de las empresas de Yabrán que admite haber sido el despachante de Aduanas de Fabricaciones Militares, el titular del terminal portuario en el que se embarcaron el oro falso y las armas y el proveedor de los contenedores, al amparo de decretos del Poder Ejecutivo. El tercer socio es Antonio Aguirre. La empresa creada por los tres para exportar residuos tóxicos (International Waste Group-IWG) se aventuró también en operaciones más peligrosas. Rossi dice (en grabaciones con cámara oculta) que Menem le presentó a Aguirre, Aguirre explica que su socio oculto es Al Kassar, y un ex socio italiano dice que el sirio utilizó esa sociedad para transportar contenedores de 20 y 40 pies de armas”.
Después de dos semanas viviendo en la clandestinidad, el actual cuñado de Macri y arquitecto de Menem, se presentó finalmente ante el juez Jorge Urso, a quien le dijo que había escapado y escondido en casa “de unos amigos” porque las revelaciones de Ramini lo habían “deprimido”.
En un reportaje con el periodista Jorge Urien Berri, del diario La Nación, Rossi admitió que conoció al traficante de armas Al Kassar: “Tomé un café en un bar de Marbella con él, una tarde. Aguirre me lo presentó” y negó tener vínculos comerciales con armas o residuos tóxicos. Pero cuando el periodista le repreguntó, dejó una estela de duda:
–¿Al Kassar era socio de la sociedad central IWG?
–No lo sé. Le repito que IWG Argentina no era subsidiaria. Antes Antonio (Aguirre) había creado IWG de Mozambique con el gobierno de ese país para recibir y enterrar residuos tóxicos. Mi papel era buscar clientes para eso y así creamos IWG Argentina, que llegó a tener pre-permisos de exportación. Cuando esta empresa fracasó le dije a Antonio que le presentaría gente de Europa. Antonio conocía al secretario chileno de Al Kassar, que había vivido en la Argentina y le pidió que al Kassar lo recibiera en Marbella. El secretario le dijo que sí, Por las dudas, yo pregunté a gente de la colectividad árabe argentina si era cierto que lo recibiría y averigué que sí.
Es decir: Rossi sabía que su socio buscaba dinero y que se lo pedía a Al Kassar. El trabajo de Telenoche Investiga lo dejó al desnudo. Tanto, como las maniobras que pretendía hacer el arquitecto Rossi, junto con su socio Antonio Aguirre y con Angel Ramini para operar con una empresa que no tenía permisos para hacerlo y llegar, incluso, a enterrar residuos tóxicos como el PCB, altamente cancerígenos, en tierras argentinas.
Después de que los tres fueran sobreseídos en la causa “Sarlenga y otros sobre contrabando de armas y material bélico”, Antonio Aguirre inició una demanda contra parte del equipo de Telenoche Investiga, por daños y perjuicios. Pero fracasó, al punto que la Cámara Civil terminó considerando que el trabajo se trató “de una investigación seria que enaltece la profesión de los periodistas `en mayúsculas`” (ver recuadro).
El periodista de La Nación, Urien Berri insistió con las relaciones de Rossi:
–¿Abraham Awada conoce a Al Kassar?
–No, los Awada no son de Yabrud, Siria, sino de Balbec, Líbano.
–Alejandro Tfeli, el médico de Menem, ¿es pariente de los Awada?
–Es primo hermano de mi esposa y una persona maravillosa.
-Ramini y Aguirre dicen que usted es uno de los testaferros de Menem.
–No soy testaferro de él ni de nadie.
–Aguirre dijo que hasta 1992 usted no tenía nada y que después prosperó mucho.
-Eso corre por cuenta de la persona que lo dijo. Yo no vengo de un repollo. Pertenezco a una familia de clase media alta. Es cierto que mi casa aquí (en Tortugas) la hice al poco tiempo de asumir Menem, pero antes tenía una casa en Maschwitz de 600 metros cubiertos y una hectárea de parque. Además tuve la suerte de casarme con una chica de la cual estoy enamorada y que pertenece a una clase económicamente acomodada.
Se refiere, claro, a Zoraida, la hermana de Juliana, esposa de Macri.
Un simple viaje de placer, una nota rosa de una revista perteneciente a una editorial nada rosa (ver recuadro) y la genealogía que los negocios familiares y el viento del destino amontonan, revelan que a Mauricio Macri, la esperanza electoral de la derecha argentina, ya le queda poco de aquella nueva política que prometía.
Menem, Al Kassar y el lavado de dinero serán cualquier cosa, menos el futuro

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