lunes, 23 de abril de 2012

La trompa del elefante

 Por Artemio López





En el mismo momento en que el rey de España metía un balazo entre ceja y ceja a un elefante convenientemente preparado para con su muerte dar lucimiento de Su Majestad, el gobierno nacional presentaba en sociedad “la trompa del elefante”, cuya contundencia definió la expropiación por parte del Estado argentino del 88,5% de las acciones pertenecientes a Repsol.

Una vez dado curso parlamentario al proyecto de ley –en Senadores habrá mayoría amplia y en Diputados seguramente más de 200 legisladores acompañarán el proyecto del Ejecutivo –, el Estado nacional conjuntamente con las provincias petroleras tomará el control del 51% del paquete accionario de la entonces ya ex Repsol-YPF.

Los motivos de la expropiación –en rigor, más allá de la palabra que suena fuerte, una técnica de compra estatal legal, preexistente al caso Repsol y específica para los casos en que el Estado demande un bien de interés público que sus dueños no quieran vender– son sencillos.

Bajo la dirección de Repsol, la empresa petrolera se transformó en una aspiradora de divisas sin ningún horizonte de reinversión, junto a un grupo nacional que acompañó de manera cómplice el proceso a cambio de enormes ganancias, cuyo resultado muestra transparentemente el gráfico que acompaña esta columna, que patentiza la caída vertical de las reservas de petróleo.

Dicho gráfico le evocó a la presidenta Cristina Kirchner “la trompa de un elefante”, similar seguramente al que en su agonía hacía las delicias del rey Juan Carlos y su troupe.

Este comportamiento de trampolín de ganancias al exterior sin reinversión se profundizó a medida que la crisis española se agudizaba y Repsol, empresa atada al ciclo de la economía peninsular, giraba dólares de manera exponencialmente creciente a su casa matriz, en el mismo momento en que los capitales transnacionales huían de España, que en medio de un ajustazo ortodoxo –con 25% de desempleo, un endeudamiento equivalente al 80% de su PBI y  recesión económica creciente– tiene en Grecia un espejo insoslayable.

La caída en la producción de crudo y la necesidad de importar que esto supuso hizo que en 2011 el saldo comercial en combustibles fuera deficitario en tres mil millones de dólares por primera vez durante  la gestión kirchnerista, dificultando la continuidad del modelo económico-social nacional inaugurado en mayo de 2003.

Así las cosas, la expropiación es necesaria, y para justificarla se puede incluso parafrasear al ex secretario del Tesoro americano Paul O’Neill, cuando avalaba el durísimo comportamiento de los organismos de crédito internacionales respecto de la Argentina en la crisis de 2001: “No es justo utilizar la plata de los carpinteros y los plomeros argentinos para rescatar bancos y empresas españolas” .

Basado en este cuadro de situación, el ministro de Economía Hernán Lorenzino señaló bien los motivos de la expropiación inevitable de la compañía: “La irresponsable gestión del grupo controlante Repsol ha dado lugar a una significativa caída en la producción de crudo (de 20 millones de barriles en 1998 a 11 millones en 2011), acontecimiento sin precedentes históricos similares.

En lugar de capitalizar la compañía –continuó–, para invertir en exploración y sostener un nivel de producción acorde a las crecientes necesidades de una demanda en expansión, esta gestión privada se limitó a vaciar las reservas existentes (1.205 millones de barriles en 1998 a 666 millones de barriles en 2011)”.

Desde el punto de vista de la opinión pública, tomada la decisión de expropiación, los estudios conocidos señalan una muy amplia aceptación de la medida, cercana al 80% de los consultados.

Dicha circunstancia no sorprende ya que, cuando fue privatizada en el año 1992, en pleno auge neoliberal y gracias al inestimable aunque oneroso concurso de un diputrucho, los estudios de opinión pública también resultaban fuertemente adversos a la venta cuasifraudulenta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, y finalmente “todo está guardado en la memoria”.



*Director Consultora Equis.

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