sábado, 25 de agosto de 2012

la cifra aumenta en los adolescentes

La mitad de los chicos que van a la primaria no lee libros ni historietas

Datos del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA prenden el alerta. Consejos para fomentar el hábito desde pequeños.

Por Gisela Nicosia
25/08/12 - 01:58
La mitad de los chicos que van a la primaria no lee libros ni historietasNiños tecno. El informe revela que 62,9% de los menores de entre 5 y 12 años pasa al menos dos horas diarias frente a la pantalla.
“Había una vez... chicos que no leen” A pesar de que especialistas y estudios de todo el mundo señalan que el acto de leer estimula la inteligencia, la imaginación y la creatividad, casi la mitad de los niños argentinos en edad escolar no lee libros. Según el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, realizado por la Universidad Católica Argentina (UCA) en aglomerados urbanos de más de 50 mil habitantes, el 48,1% de los chicos de entre 5 y 12 años no lee textos impresos – esto incluye libros, historietas, comics, etc–. En el caso de los adolescentes, la cifra asciende a 53,3%.
La problemática de la falta de hábito de la lectura es un tema de análisis constante por los especialistas. Ianina Tuñón, investigadora responsable de la supervisación de este informe señala que “la propensión a no leer textos impresos en el caso de los chicos en edad de educación primaria se ha mantenido estable entre 2007 y 2011, mientras que en los adolescentes se observa un incremento de 7,2 puntos porcentuales”.
Tuñón explica que “durante los primeros años de vida de los niños, las estrategias de cuidado y los estímulos que desarrollen los hogares en el campo emocional, social e intelectual son particularmente importantes en el desarrollo del lenguaje, el pensamiento simbólico y el desarrollo psicomotor”.
María Cecilia Cunha Ferré, pedagoga social de la Universidad del Salvador, coincide y apunta que “el desarrollo de la lectura motiva la imaginación, esto es fundamental para desarrollar la creatividad y generar diferentes alternativas para adaptarnos y afrontar las dificultades de la vida. La cantidad de nuevos recursos electrónicos no los posibilita de la misma manera y también modifica el vínculo entre los niños y los adultos”. Con respecto al cambio entre padres e hijos el psicólogo Jorge Tarditi señala que “los chicos tienen acceso a muchos más recursos disponibles, como la televisión, la computadora, internet, los videojuegos, para armar las ficciones que antes encontraban casi exclusivamente en libros de cuentos o en los relatos de los mayores; y esto parece detener una posibilidad de lazo intergeneracional”.
Para formar un lector primero hay que formar un oyente. El estudio de la UCA también muestra que a 3 de cada 10 chicos en los primeros años de vida no se les suele contar cuentos ni narrar historias orales y casi el 37% no cuenta con libros infantiles en su hogar.
Milena (10) y Valentina (5) eligen sus propios libros. Su mamá Bettina Di Giorgio, que además es docente, asegura que se les inculcó de pequeñas el hábito de leer. “Al nacer Milena una prima me regaló un libro que le leían de chica. Me gusta que mis hijas vayan conmigo a comprarse libros de historias fantásticas y princesas, que son sus preferidos. Tengo muchos alumnos que no tienen estimulo para leer”, confiesa.
Para la socióloga Claudia Messing “el niño se refleja en el acto del padre como una imagen en un espejo. Puede suceder que el chico no tenga la paciencia para escuchar un cuento porque está más habituado a la rapidez de la imagen, de la tecnología”, señala.
María Zysman, psicopedagoga especializada en los vínculos infantiles, añade que otro factor que no ayuda a la motivación de la lectura en los más pequeños es que “la vida de los padres con agendas sobrecargadas hace más compleja la situación para encontrar un momento de lectura compartido”. Esto también se refleja en las estadísticas del informe que muestra que los niños de entre 5 y 12 años que pasan más de dos horas diarias frente a una pantalla alcanza un 62,1% y en los adolescentes la cifra sube hasta 69,2%. En comparación con años anteriores aumentó 10,9 puntos porcentuales la proporción que se expone a pantallas y algo similar sucede con internet y las redes sociales.

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