domingo, 29 de septiembre de 2013

Operativo seducción: guiños a la clase media para asegurar la gobernabilidad

ESTRATEGIA OFICIAL PARA PRESERVAR EL PODER  

Operativo seducción: guiños a la clase media para asegurar la gobernabilidad

El Gobierno teje un plan para cambiar el discurso y comunicar con mayor “apertura”. Busca mostrar una gestión más cercana a los intereses de los sectores que se quejaron en las urnas.

  • Por Mariano Confalonieri / Lucas Morando | 29/09/2013 | 09:40

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Cuáles son los cambios que se esperan del Gobierno previo a las elecciones. | Foto: Télam
En los despachos del Gobierno nacional donde se teje la estrategia comunicacional descansa un minucioso estudio sobre la opinión pública. No son sólo encuestas, son varios focus group donde se detectó que entre los argentinos –a diferencia de otras épocas en las que un gobierno no tenía chances de ser reelecto– no hay discursos que reclamen un “cambio ideológico” en la administración. Es decir, no hay indicios de que una masa considerable del electorado quiera, por ejemplo, volver a las políticas de los 90.
Con ese horizonte y con un plan concreto de sostener la gobernabilidad hasta 2015 después de un adverso resultado en las próximas elecciones, el Gobierno ya puso en funcionamiento un plan concreto para reconquistar a las capas medias y dar claros gestos de apertura. “Queremos terminar con la imagen de dureza, ahora viene una etapa de más diálogo”, sintetiza un funcionario con despacho en la Casa Rosada. Aclara, de todos modos, que los ejes del kirchnerismo seguirán en la misma línea y que, incluso, “se van a seguir profundizando”, pero ahora con ciertos cambios en lo discursivo.
Una de las mejores pruebas de que el Gobierno busca reconquistar a sectores medios es que la Presidenta haya decidido, después de cuatro años, volver a dar entrevistas. La primera se puso al aire hace dos fines de semana y la segunda –donde explica, por ejemplo, la decisión de implementar el cepo cambiario– se verá esta tarde en un canal de aire (América) y, más tarde, durante la transmisión del fútbol en la TV Pública.
Los cambios que ya se perciben en la forma de comunicar del Gobierno también involucran algunos golpes de efecto en los temas que más preocupan en cierto segmento del electorado. Son esos mismos que usó Sergio Massa para estructurar los ejes de su campaña: inseguridad, inflación, empleo. Ocurre que en el Gobierno creen que, como mínimo, el 30% del voto que fue al Frente Renovador está de acuerdo con la mayoría de las políticas oficiales. Se perdieron por diversas variables, pero la comunicación equivocada fue el golpe final para perderlos.
Cristina Kirchner dejó trascender a sus asesores que la economía fue la otra gran culpable de la derrota. Pero donde estuvo la crisis, está la oportunidad: las decisiones económicas es otra de las claves a las que apuestan en Olivos para mantener la gobernabilidad hasta 2015.
Algunos funcionarios describen la existencia de ciertos indicadores que pronostican un crecimiento en la economía. Se esperanzan con una curva ascendente hacia 2015. Eso permitirá –dejan trascender con optimismo y hasta como gesto de confianza a sectores medios– que se podría flexibilizar en 2014 el cepo cambiario. Discuten con otros que aseguran que es imposible por el déficit que le genera el turismo –fuga de dólares– y la crisis energética.
La receta es la misma que se utilizó en la última década: incentivar el consumo. Para paliar el efecto inflacionario derivado, un ministro confía que con los aumentos salariales seguirán “por encima del aumento de precios”. Al menos, eso deja trascender: “El empleo va a seguir aumentando al igual que el consumo”, se entusiasma en diálogo con PERFIL.
Existe también otro problema para el operativo de reenamoramiento. La Presidenta le transmitió a su gabinete que la derrota electoral era inevitable por la crisis económica mundial. “Esa crisis te obliga a tomar medidas antipáticas, y nosotros lo pagamos en las urnas”, describen. Un intento de acolchonar la malas noticias fue el anuncio del aumento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias.
El problema central es que Cristina, según describen varios colaboradores, está en contra de endeudarse, necesario, por ejemplo, para lanzar planes de obra pública. “Está obsesionada con el desendeudamiento. Dice que los imperios controlan a través de la deuda”, grafica un ministro y analiza el talón de Aquiles de la economía K: “Es muy difícil entrar en un proceso de sustitución de importaciones sin dólares”.
Otra de las armas discursivas del Gobierno será correr a funcionarios cuestionados, como Guillermo Moreno. Pero para no “entregárselo a Clarín”, su salida se podría disimular en una reestructuración del gabinete económico que lo corra de la escena, pero no necesariamente de las decisiones.
En el fondo, todo responde a lo mismo. Una profunda búsqueda de recuperar aquello perdido.

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