viernes, 27 de septiembre de 2013

El pulso político

Aumenta su ventaja Massa y el cristinismo ya debate su futuro

Política
Una síntesis de las encuestas de intención de voto conocidas en las últimas dos semanas permite inferir que, en la provincia de Buenos Aires, la lista liderada por Sergio Massa ampliaría su ventaja sobre la nómina kirchnerista encabezada por Martín Insaurralde. El intendente de Tigre podría superar sin dificultades el 40% y ubicarse a más de diez puntos de su principal rival, duplicando la diferencia lograda en las primarias abiertas (PASO) de agosto, cuando cosechó alrededor del 35% de los votos contra algo más del 29% del Frente para la Victoria.
Los sondeos proyectan una ventaja de entre 10 y 15 puntos, producto fundamentalmente de una transferencia de votos que en las PASO cosechó Francisco de Narváez y que en octubre podría recibir Massa.
La desprolija introducción del tema de la seguridad en la campaña del oficialismo probablemente no le sume a éste adhesiones, aunque le ayudaría al menos a mantener el caudal electoral obtenido en las primarias, aun cuando haya puesto al descubierto las diferencias dentro del kirchnerismo. La instalación del tema de la baja de la edad de imputabilidad por Insaurralde y la designación de Alejandro Granados en el Ministerio de Seguridad por Daniel Scioli merecieron muchos reproches internos. No obstante, cualquier otro gesto que diera cuenta de que el oficialismo no ha leído adecuadamente el mensaje de las urnas hubiera agravado la situación del partido gobernante en el mayor distrito del país.
La agresión a Massa en la caravana que realizó por La Matanza terminó agigantando su figura. El silencio inicial del gobierno nacional, al igual que la insólita justificación de los violentos por parte de Luis D'Elía en el sentido de que se trató de "la reacción de un pueblo que peleó en la ruta y no quiere volver a los 90", tuvo efectos tan desastrosos para el oficialismo que el dirigente piquetero debió volver sobre sus pasos y criticar a los "energúmenos" que cometieron la agresión. Del mismo modo, algunos funcionarios, como el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, rompieron su silencio y condenaron los hechos.
La reacción original del oficialismo desvirtuaba el habitual relato presidencial que cataloga a sus opositores como "reaccionarios". Esta vez quedó claro dónde se ubicaban los verdaderos reaccionarios y también que todo aquel que se anime a disputarle espacio al kirchnerismo en La Matanza es pasible de terminar siendo corrido a piedrazos.
Las señales de descomposición del poder territorial kirchnerista son diversas. Los recelos entre ciertos intendentes K y dirigentes de La Cámpora constituyen una más.
El futuro de un kirchnerismo debilitado en la provincia de Buenos Aires implica un rompecabezas para sus dirigentes. No faltan quienes en el sector consideran que Cristina Kirchner debería ser candidata a gobernadora o a senadora nacional en ese distrito como una manera de evitar una mayor licuación del poder.
Es sabido que Scioli sigue albergando la esperanza de convertirse en postulante presidencial. ¿Podría ser candidato del cristinismo cuando la propia Presidenta le ha brindado tantas muestras de desprecio y los jóvenes camporistas y los representantes del núcleo ideológico del kirchnerismo lo ven como un apéndice de los por ellos llamados "grupos concentrados" y lo critican por su resistencia a pronunciar la frase mágica "Clarín miente", que hoy es símbolo de lealtad al proyecto K? Parece dificultoso. Pero en el propio kirchnerismo hay quienes, con algún pragmatismo, creen que llevar a Scioli como candidato en 2015 podría aportarles más legisladores nacionales que los que podrían arrastrar figuras provinciales menos conocidas en el plano nacional, como Sergio Urribarri o Jorge Capitanich

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