lunes, 30 de diciembre de 2013

grande marcela aeberhard

Violencia de género, tema prioritario en la agenda 2014

La violencia de género es hoy por hoy un tema instalado en la sociedad. De eso no hay dudas. Y lamentablemente está presente por la innumerable cantidad de víctimas que se han sumado a las estadísticas.

Diputada provincial Marcela Aeberhard
Diputada provincial Marcela Aeberhard
Y bien vale decir que es un tema que se esta visibilizando públicamente porque existir, existió siempre, desde que el mundo es mundo el hombre ha ejercido violencia de todo tipo y tamaño sobre la mujer.
Que se haya instalado como tema de debate público es un logro como sociedad, un pequeño pero logro al fin, mas allá de que haya sido a fuerza de sangre y muerte. Ahora bien, las preocupaciones centrales del tema están apuntadas hacia el castigo para los agresores, en elevar penas, en crear nuevas tipificaciones del delito, en hacer público nombre y rostro de los agresores, en quitar los miedos en el momento de hacer la denuncia del caso y caminos similares.
Todo esto tiene su fundamento sobre el hecho consumado. El Estado actúa una vez que sucedió el hecho violento.
Pero es ésta la solución? Nos debemos conformar en castigar a los culpables? Alcanza con agravar las penas y crear institutos de contención para la mujer víctima de esta violencia?
Nuestra sociedad tiene un enorme desafío: erradicar la violencia contra la mujer. Eso implica dejar de ser para algunos una sociedad patriarcal que ve a la mujer como un objeto al que se puede poseer, hacer uso y abuso. Una sociedad donde la mujer no tenga que luchar contra la discriminación, contra el misoginismo. Porque aquí está el embrión de este flagelo: el lugar que ha ocupado la mujer dentro de la sociedad durante siglos, ese calidad de ser humano de segunda que solo tenía como ideal y propósito casarse y tener hijos, La violencia de género es la consecuencia de esto. No se aplica fuerza física o psicológica contra la mujer porque si, se aplica porque el legado de muchos siglos es que la mujer es una persona de segunda.
Pero, por donde empezar? Damos por perdida esta generación y empezamos a educar a los pequeños para que cuando crezcan no lo hagan? Y mientras tanto? Les hablamos únicamente a las mujeres para que rompan sus cadenas? Seguimos insistiendo con movimientos feministas y sus protestas?
El Estado debe tomar cartas en el asunto pero no solo para castigar la violencia, sino en el momento previo. Hay que interiorizar y racionalizar la idea de que no podemos llegar al punto de quemar, matar o golpear a una mujer por cuestiones de pareja, no podemos seguir tolerando la discriminación femenina en todos los ámbitos de la sociedad.
Pero volvamos a aquello de por donde empezar y que hacemos mientras tanto. Estoy convencida de que la salida es la educación, la generación de conciencia en todos los ámbitos de la sociedad. Y esa educación y esa conciencia deben estar apuntadas hacia la erradicación de la violencia sin distinción de sexo, religión o color. Ahora bien, me niego a no presentar batalla y esperar que la educación nos de sus frutos en 20 años. Definitivamente hay que trabajar en políticas activas contra la violencia.
Creemos que nuestros esfuerzos deben pasar por expandir las voces, el liderazgo y la participación de las mujeres; eliminar la violencia contra las mujeres en todos las relaciones interpersonales que tenga; fortalecer la plena participación de las mujeres en la resolución de conflictos y en los procesos de paz; aumentar el empoderamiento económico de las mujeres; y hacer que las prioridades en materia de género estén reflejadas en los planes y presupuestos nacionales, provinciales y municipales.
Y en pos de este he puesto mi dedicación y mi esfuerzo, en presentar propuestas concretas, reales y que traigan soluciones. Propiciamos la creación de hogares de protección para las víctimas de violencia familiar, hogares que cuenten con un equipo de profesionales que ayuden a la contención desde todos los aspectos y sea acompañada por una asignación no retributiva para que la víctima de violencia familiar en el marco de la ley 11.529 de la Provincia de Santa Fe pueda salir del sometimiento económico por un limite de tiempo que oportunamente ponderara el juez de la causa.
También solicitamos la obligatoriedad de los juicios orales en donde exista violencia de género; que se exceptúe la suspensión del juicio a prueba (probation) en estos casos; la creación de una Brigada Móvil de Atención, Contención y Acompañamiento a Victimas de Violencia de Género y/o Violencia Familiar. Incluir en forma obligatoria en los contenidos curriculares de todas las escuelas de la provincia de Santa Fe la materia de genero como una asignatura dentro de los Derechos Humanos. Establecer protocolos de intervención ante un caso de violencia en las comisarías, centro de salud y hospitales públicos. Estos son algunos de los proyectos que he presentado para generar políticas activas en este tema. También es de fundamental importancia la puesta en funcionamiento del Registro Único de Violencia contra las Mujeres como también el aumento y la reasignación presupuestaria para las políticas de género, y eso es algo que le corresponde al Gobierno Provincial.

No se trata de ser una opinóloga, no se trata de señalar las causas sentada desde la comodidad de mi escritorio. No se trata de criticar por criticar. No se trata de lamentar cada uno de los hechos pasados y de lo duro que puede ser el futuro.
Se trata de no mirar mas para el costado, se trata de no abandonar la lucha, se trata de hacer valer los derechos, se trata de poner los objetivos bien altos y no claudicar en la lucha por alcanzarlos, porque cuanto mas altos sean los objetivos y mas duro trabajemos para eso mejores seremos como personas y como sociedad.

El descuido de los derechos de las mujeres quiere decir que el potencial social y económico de la mitad de la población no se utiliza debidamente. Si queremos explotar ese potencial, tenemos que crear espacios para las mujeres en la esfera política, economica, en la ciencia y la tecnología, como negociadoras comerciales, de paz, y como directoras de empresas.

Apoyar el progreso más rápido de las mujeres no es sólo moralmente correcto sino que tiene buen sentido político y económico.

Esto es verdad para los países y para las empresas. Las evaluaciones hechas en 134 países por el Foro Económico Mundial, que hace el seguimiento del desempeño en materia de igualdad de género, indica que hay una correlación evidente entre el progreso en materia de género y el PIB per cápita. Asimismo, un estudio reciente mostró que las compañías que tienen la mayor cantidad de mujeres en sus juntas directivas eran 53% más lucrativas que las que tenían menos mujeres en sus juntas directivas.
Cuando las mujeres tienen acceso a la educación secundaria, a buenos empleos, a la tierra y a otros bienes, el crecimiento y la estabilidad son mejores y hay una menor mortalidad materna, mejor nutrición infantil y mayor seguridad alimentaria.
No hay límite para lo que pueden hacer las mujeres - desde las que mantienen a sus familias en las circunstancias más difíciles hasta las que llegan ser ministras de salud, finanzas, relaciones exteriores o incluso jefas de Estado. Si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, tenemos que utilizar mejor la fuerza, el trabajo y la inteligencia de las mujeres.
Esto no es un tema que se limita únicamente a un grupo de países o de sociedades, sino que es universal. Debemos convencer a todos los actores políticos de que estamos hablando no sólo de derechos sino de vitalidad social, de estabilidad política, y de crecimiento económico.

Por lo tanto, hoy despedimos el 2013 esperando que un día cercano podamos mirar hacia el pasado y ver que 2014 fue un momento decisivo en el comienzo de una nueva era de igualdad entre los géneros y de un mundo mejor.

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